¿Por qué los
últimos discos de NOFX o de Bad religion no molan una puñetera mierda, si los primeros
elepés que sacaron hace más de 20 años eran la hostia de buenos? Ese Ribbed espectacular, o el tremendo No control, o el infravalorado S&M Airlines, o el How could hell be any worse? que vale su
peso en toneladas de oro. Tengo la respuesta a esa pregunta. Estas últimas
semanas he estado reflexionando a propósito de la explotación del arte individual
para dirigirlo al gran público, la transformación de la introspección en
productos numerados de venta y la mercantilización de las ideas con fines
lucrativos. Como decía Bernd Schuster “no hace falta dísir más”, y es que queda
la mar de claro que en cuanto NOFX y Bad religion se montaron sus respectivas
discográficas la excelencia de sus discos (que no la calidad empero) fue
irremediablemente en total declive.
El otro día me di
cuenta de que no soportaría hacer eso que hace Diana Aller, una de nuestras
paisanas en la editorial, de acudir a firmas de libros y toda esa mandanga. No
es que no me guste el contacto con los lectores; de hecho, mi socio el otro día
coincidió en Freaks con un lector del Maricones y le hizo cantidad de ilusión
que se deshiciera en halagos hablándole de lo mucho que le gustan nuestras
publicaciones. Todo hombre se encuentra siempre desprotegido ante los halagos,
y yo tengo muy claro que no aguantaría una presentación de esas en que te pones
a firmar libros para peña completamente anónima que admira tu trabajo y tal. No
va conmigo, y encima resulta que parece ser condición o aspiración recurrente
de todos los escritores.
Otra meta común
parece ser la de “ver tu libro en las estanterías de El Corte Inglés”, que es
lo que me dijo Álex Salgado el otro día que le conocí. Esta última afirmación
es la que me ha dado todavía más que pensar, ya sabéis, por el eterno dilema
que supone pertenecer al círculo andergráun,
donde puedes molar mucho pero en realidad te comes una mierda, o vivir en
el méinstrim, donde de cara a la peña
no molas una mierda pero puedes llegar a vivir del trabajo que más te gusta.
Obviamente, uno puede pelear o incluso dejarse dar por culo con tal de superar
la barrera del anonimato pero, ¿de verdad merece la pena?
Hace un par de
años, cuando curraba en mi anterior empresa y estaba muerto de puto asco,
soñaba con publicar un libro que me sirviera para ganar mucho dinero y me
sacase de trabajar. Hoy por hoy, que trabajo en una buena empresa donde tengo
tiempo incluso para escribir esta entrada, ya no necesito que mis
libros me saquen de currar. Muy al contrario, lo que he encontrado en la
escritura es una manera de ocio que me resulta constructiva, que me reporta
muchas alegrías y que además me ayuda a conocer gente.
Total, que lo que
saco en claro después de conocer cuáles son las metas dentro del mundo
editorial es que nada de eso va conmigo. Ni la fama, ni las firmas, ni la
repercusión mediática y ni tan siquiera los halagos para alimentarme el ego. No
por ello me conformo con nuestra situación actual, de hecho se supone que
Maricones manía debería estar llegando ya a las tiendas y está claro que si
estamos en esto es por la pasta... pero todo eso me la sopla. Me mola escribir
libros y lo hago sin prisas, sin ataduras, a mi gusto, sin estar pendiente de
lo que la gente espera de mí. Lo hago mayormente para mí y también para los
colegas. Por cierto, a propósito de los colegas, gracias a este nuevo hobby
cada día tengo más.
En serio: La fama
es una mierda. El dinero no sirve para nada. Pásatelo bien.
PD: Ya he terminado nuestro próximo libro, la portada y la contra incluso. Ha quedado de puta madre. La semana que viene lo imprimiré, lo leeré para corregirlo por última vez y luego lo subiré a la red. Ya os contaré en las próximas entradas qué rollo tenemos previsto para la siguiente publicación. Tal como reza el título de esta entrada, nuestra idea es conquistar los verdaderos bajos fondos de la autoedición.
Desde abajo.
-R-