Sucede que a veces, ya sea por compromiso con tus viejos o con tus colegas, te resignas a hacer viajes chusqueros que en realidad no te apetecen una mierda. 
A mí, por lo general, sólo me gusta ir de viaje cuando voy a ver un concierto o cuando voy a ver a alguien que conozca bien el destino al que me dirijo.
Ir a los sitios por ir, la verdad, me parece una puta mierda. O si no lo que hacen mis padres, que van a los sitios a visitar las iglesias cuando en realidad mi viejo las hubiese quemado todas en su etapa de furor juvenil cuando decía que era comunista (no ha vuelto a ser el mismo desde que se compró el mercedes; ni que sea porque se ha jubilado, ni que sea porque es un tres puertas).
Ir a los sitios por ir, la verdad, me parece una puta mierda. O si no lo que hacen mis padres, que van a los sitios a visitar las iglesias cuando en realidad mi viejo las hubiese quemado todas en su etapa de furor juvenil cuando decía que era comunista (no ha vuelto a ser el mismo desde que se compró el mercedes; ni que sea porque se ha jubilado, ni que sea porque es un tres puertas).
Nosotros hemos descubierto que cualquier escapada, por mierda que sea, siempre se puede aliñar con la diversión de colocar pegatinas del Maricones del espacio en los lugares más concurridos allí donde vayas. Las últimas postales son de (si no me equivoco) Logroño, Segovia, San Esteban de Gormaz y Bilbao.
Y nada, poca cosa más. Mañana es fin de año y nosotros estaremos por la mañana en Cadena Ser para asistir a un programa en directo. No es que nos hayan invitado para hablar del Maricones, ni mucho menos; vamos como público porque a mi socio le mola un programa que hacen por las mañanas y consiguió entradas para ir a verlo en directo. Como a mí me la pela bastante, y si la cosa se vuelve insoportable, siempre nos quedarán las pegatinas, jajaja.
PD2: Atentos a la polla gigante que hay dibujada en la arena de la foto de la playa.
Lo dicho: ¡Feliz año, negros!
-R-
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