La semana que viene, más concretamente el 23 de abril, se celebra en el mundo occidental el día internacional del libro... y como cada año dirán lo mismo por la tele: que dicha celebración pretende reivindicar el interés por la lectura en la juventud, bla bla blá y toda esa mierda para que la peña no pase de leer libros nefastos, evitando así que el negocio editorial se vaya a tomar literalmente por el culo. Desde luego, siguen sin entenderlo.
Pegatinas que sirven para tapar otras pegatinas |
Desde que comencé a escribir me he visto obligado a sobrellevar la eclosión de varios títulos con tiradas masivas que le ha hecho ganar muchos cientos de millones a dicha industria. No os negaré que, como cualquier persona que escriba, me da mucha envidia. Recuerdo cuando salió La sombra del viento y la de libros que llegó a vender el nota aquel en 2007, más que nada porque nadie encontró una alternativa literaria suficientemente interesante; también recuerdo la fiebre que hubo por los Harry Potters (que les debió salir rentable de la hostia, pues después de las tortugas ninja no recuerdo yo un fenómeno igual) y que gracias al apoyo de las películas consiguió que la escritora aquella que estaba en el paro se llenase los bolsillos de billetes con una retroexcavadora; luego salió la saga aquella de Millenium, que era una puta mierda y, como el escritor ya había palmado, lo mismo vino como se fue; termino con el súper fenómeno mundial que parece que haya descubierto la masturbación para cientos de miles de mujeres con el súper-mal-escrito 50 sombras de Grey que también habrá llenado las arcas de una pésima escritora que a día de hoy estará pajeándose usando un vibrador de oro con diamantes. Ah, y se me olvidaba El código Da vinci, que me lo regalaron por estas fechas hace unos cuantos años ya y que tardé como seis meses en terminarlo de lo soporífero y aburrido que era. Seamos sinceros: Esa chusma se aprovechan de la necesidad que tiene la gente por aparentar ser tope de culta llevando un puto libro en la mano. Así pues, ellos ¿qué hacen? pues estar ahí para poner un nuevo libro en el mercado que siempre promete mucho y luego termina decepcionando.
Qué nivel, Maribel |
Total, que un año más la cuadrilla esa que se hacen llamar escritores van a salir a la calle, junto con los gitanos, para volver a hacer el agosto a costa de una celebración que se me hace más obligada casi que San Valentín. Que se lo metan en la cabeza de una puta vez, que si la gente no lee es porque sólo ofrecen mierda que no le interesa a nadie.
Entre tanto nosotros seguimos con lo nuestro. Esta semana he encargado el sello oficial de CONDILOMA EDICIONES para que mi socio y yo podamos firmar el contrato que establezca las bases de nuestra relación profesional, así como el reparto equitativo de regalías y beneficios. Dicho así suena como que muy de la hostia, pero vamos, que por ahora tan sólo hemos ganado 70 centavos de dólar.
También he solicitado presupuesto a una fábrica de hebillas para cinturón. Les he pedido que nos hagan hebillas con el logotipo del Maricones del espacio (ver imagen) pues es una pieza importante para el diseño de la próxima portada. A todo esto, el nuevo Maricones ya está terminado, lo acabé ayer. Todavía tengo que releerlo pero la primera impresión es mucho más que muy positiva. De hecho lo leí prácticamente entero en una sola tarde, y es que para el nuevo número he conseguido establecer un hilo constante de intriga que hace que te lo quieras leer de una sentada. Como os decía, aún lo tengo que releer por última vez, pero vamos, que así a priori me parece que ha conseguido superar al ¡Nos importa tres cojones!
Estoy muy contento.
-R-
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