Mi profesor de ética, el sr. José María Pallarés, decía muy acertadamente que 'la mala fama es muy fácil adquirirla, y muy difícil desprenderse de ella; así como la buena fama es difícil de adquirir y muy fácil perderla'. Pues bien, a cuento de dicha frase el tema que me dispongo a abordar hoy es el siguiente: PRESTIGIO MUNDIAL.
'Prestigio mundial' es la empresa ficticia que los hermanos Brennan Huff y Dale Doback pondrán en marcha como consecuencia de sus anhelos infantiles en la genial comedia HERMANOS POR PELOTAS. Doback y Huff son dos cuarentones vagos y con mentalidad de adolescentes que siguen viviendo a cuerpo de rey en casa con sus respectivos padres. No os voy a contar la película entera porque a mí personalmente me gusta mucho y no os la iba a joder, aunque sí me gustaría aprovechar para reseñar el mensaje de la misma y es que el sentido de la vida es disfrutar, como decían los Monthy Pyton, y si puede ser dedicándote a hacer aquello que más te gusta.
Llega un día en que los padres de Brennan y Dale se ven moralmente obligados a echarles de casa, porque son súper mongolos para la edad que tienen y, mal les pese, tienen que dejar de ser unos putos vagos y salir de una vez a ganarse el pan como todo el mundo. Brennan sabe cantar y Dale toca la batería, ambos llegan a la conclusión de que su destino es formar juntos una empresa llamada "Prestigio mundial", para poder trabajar de lo que les gusta y no tener que rendir cuentas con ningún jefe analfabeto. La película, lejos de entregarles la oportunidad de buenas a primeras, les obliga a dejarse de milongas y ponerse a vivir como todo el mundo, es decir: con responsabilidades adultas, con obligaciones propias de la madurez, con curros aburridos... y, sobre todo, con un entusiasmo aplacado y una actitud de mierda.
Es el padre de los zanguangos quien les recuerda que no deben perder nunca sus ilusiones. Al final de la peli el hombre, al que le han hecho la puta vida imposible, rectifica en su papel de hombre serio y les confiesa que ser adulto es una mierda. Les dice que, cuando era niño, siempre quiso ser un dinosaurio, "Quería ser un Tyranosaurio Rex y todo lo demás me daba igual. Llegó un día en que mi padre me dijo: Bobby, tienes diecisiete años, ya es hora de que dejes de hacer niñerías y búscate un trabajo. Yo me dije a mí mismo: estudiaré medicina, ejerceré durante un tiempo, y luego vuelvo a lo mío, que es ser un dinosaurio... pero con el tiempo olvidé cómo se hacía. Lo perdí."
Ahora mismo me marcho de una empresa donde dejo a muchos amigos, y me voy a currar a otra donde tengo que empezar de nuevo y toda esa mandanga. Pero no por ello pienso abandonar mis ilusiones. Es por ello por lo que "Prestigio mundial" se convirtió en guía, para mí y para mi socio, de lo que queríamos que fuese CONDILOMA EDICIONES.
¡Larga vida a Condiloma y larga vida a los Maricones del espacio!
-R-