Lo lógico y normal, en la estructura de cualquier artículo, es comenzar argumentando un tema y terminar formando un resumen como conclusión al respecto. Pues bien, yo lo haré al revés, primero os digo la conclusión y después argumento:
Leo muchos artículos en internet donde se dan consejos para la peña que quieren ser escritores, los que quieren montar una editorial o los que pretenden hacerse ricos pegando un pelotazo en plan Código Da Vinci, Pilares de la tierra y toda esa mierda. Todos son puta palabrería, los artículos digo.
Yo, por mi parte, lo único que saco en claro después de nuestra experiencia publicando libros es que SI NO TE DIVIERTES ESCRIBIENDO, NO MERECE LA PUTA PENA QUE LO HAGAS.
Ayer por fin leí un artículo verdaderamente interesante, pondré el enlace al final, sobre lo muy patético que resulta todo lo que gira entorno al actual negocio editorial.
Queda claro que nuestra aspiración es puramente corporativa |
Dice, muy acertadamente, que "son los mismos editores-fabricantes, esos que tanto se quejan de lo mal que va su negocio, los que están acabando con el libro entendido como un bien cultural. Los consorcios del consumo cultural publican libros vendibles, no perdurables. Los autores de tales libros tratan, oportunistamente, temas de moda que a nadie le importarán mañana, pero que dejan buenas regalías en cosa de tres semanas. La codicia en el mercado editorial está acabando con la cultura del libro del mismo modo que ya casi acabó con la cultura del disco, en el caso de la música".
No podría estar más de acuerdo con dicha afirmación. También con la siguiente: "A estos consorcios editoriales ya no les interesa el catálogo sino tan solo el inventario, pues ya no publican libros que realmente vayan a permanecer vigentes, sino objetos (que se asemejan por su forma a los verdaderos libros) cuya venta ha de ser inmediata. Después de alcanzar la ganancia esperada, los miles de ejemplares sobrantes acabarán triturándose".
Estas últimas semanas he estado dándole algunas vueltas al posible cambio en nuestra orientación como editorial. Quiero decir, hasta el momento nos vanagloriábamos de poder regalar todos nuestros libros. Pensaba que dejar de hacerlo sería como traicionar esas bases que nosotros mismos proclamábamos... pero claro, el caso es que para poner nuestra colección a disposición de un público mucho más amplio lo que debemos conseguir es llevarlos en formato físico hasta las librerías; esto es: pasar a formar parte del rollo editorial serio. Algo así como cuando los Sex Pistols firmaron con Virgin, para que me entendáis.
¡Gracias como siempre a Libros de Autoengaño! |
Eso implicaría que el precio tan asequible que tenían nuestras publicaciones hasta el momento se vería incrementado, puesto que se incluirán al coste de la producción los gastos derivados del trabajo de distribución, ya sea administrativo, logística, almacenaje, etc.
Total, que a la larga tendremos que renunciar a regalar Maricones del espacio por exigencias de nuestra posible distribuidora. Pero no porque nosotros vayamos a ganar más pasta sino porque entrará a depender el trabajo y el sueldo mensual de otras personas. El que esto ocurra ya no me resulta tan negativo, pues si bien dejaremos de regalar los libros, también es cierto que daremos trabajo a la gente.
"Resulta lamentable lo que está produciendo este negocio editorial que se ha olvidado de la cultura para quedarse únicamente en negocio, pero especialmente en un negocio (la negación del ocio) cuya única aspiración es la codicia". Así pues, lo que saco en claro es que a lo que no se debe renunciar es a publicar deliberadamente lo que te sale de los huevos. Si lo das gratis, como si lo cobras a cincuenta pavos. Se trata, ante todo, de divertirse y no hacer lo mismo que hace el resto.
Esta semana se cumplen siete años de diversión. ¡Felicidades, Maricones!
-R-
PD: Ah, el enlace, por si alguien tiene verdadero interés: Negocio editorial y acumulación de dinero.
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