
No hago trucos de magia. Trabajo de nueve a siete cada día y luego, cuando llego a casa, me espera mi hija para el baño y la cena. Después llega mi mujer, cenamos juntos, y hay veces que nos vamos a dormir u otras que, como ayer, me quedo hasta las 2:00 de la mañana escribiendo. Ayer me lo pasé de puta madre, más teniendo en cuenta que siempre puedes tener la certeza de que no estás desperdiciando el tiempo sino que lo estás invirtiendo en un proyecto con el que te lo pasas bien, que te puede servir para ganar dinero y tal vez llegar a quitarte de trabajar. Dicho así suena como muy de ilusos ¿no? Pero, ¿Y qué hay de toda esa gente que se gasta el dinero en comprar décimos de lotería que nunca les tocan?
Aparte de las entradas que voy escribiendo regularmente para el blog, si tenemos en cuenta que Maricones manía era sólo un tomo recopilatorio y que La Mierdamorfösis eran cuarenta páginas de mierda, llevaba desde 2014 sin escribir como es debido. Me refiero a que, por ejemplo, no me estoy metiendo de lleno en un libro que me ocupa muchas horas y al cual dedico todo el tiempo libre de que dispongo para ello. Cuando escribí mi primer libro, el que fue antes del Maricones del espacio, estuve como un año entero para terminarlo. Si no recuerdo mal, desde comienzos de 2007 hasta finales de 2008. En 2009 me dediqué a difundirlo, repasarlo, maquetarlo e imprimirlo. Lo acabé en verano, y cuando llegó septiembre comenzó una vorágine de acontecimientos que me llevó a la conclusión de que debía dejarme de tonterías y escribir el Maricones. El proyecto del Maricones comenzó en 2010 y no concluyó hasta 2014, que fue cuando hicimos la portada del primer libro, montamos la web con mi socio, etc. Toda esa historia ya la conocéis, lo que no sabíais es que los primeros cinco libros los escribí del tirón, en plan Stephen King pero sin drogas chungas. Cuando escribí el Maricones en principio iba a ser un solo libro to tocho y, ya veis, al final lo fui dividiendo por un lado, ampliando por otro y en total me salieron cinco entregas.

Pues eso, que si veis que estoy desconectado de todo el rollo de las ventas, la propaganda o los artículos del blog es porque estoy a mi rollo, pasándomelo bien a mi extraña manera. Ahora que ya tenemos toda la maquinaria engrasada; que sabemos perfectamente cómo hay que hacer las portadas; como hay que maquetar los libros; que sabemos dónde ofrecer nuestras publicaciones y cómo imprimirlas con mucha calidad y a buen precio ya podemos decir que somos unas putas bestias pardas de la autoedición. Si llegase un día en el que además de hacer las cosas bien también ganásemos dinero, entonces sí que podría decirse que habremos triunfado.
Por el momento: ¡Arriba el Maricones!
-R-