Bienamados amigos de la demigrancia y la tontuna, hoy quisiera hablaros de mis últimas experiencias de este fin de semana, mayormente entorno a nuestro trabajo como editorial y sobre todo acerca del dinero y el prestigio. Correcto, de ahí que este post se titule "Dinero y prestigio", si es que estáis en todo.
Para empezar, quisiera hacer hincapié en lo mucho que me estoy divirtiendo con mis nuevas tareas haciendo de editor del trabajo de ELVEMON. El otro día leí un relato suyo titulado "El día que le REVENTAMOS el CIRUELO a un primo mío" y me estuve despollando vivo cada vez que se lo contaba a mis colegas. Ya lo leeréis en el libro, pero iba de que Elvemon y dos de sus primos, cuando eran chavales, estaban solos en casa cuando les dio por buscarse maneras originales y novedosas de zurrirse la sardina; a uno de ellos se le ocurrió la brillante idea de utilizar dos pechugas de pollo para simular un pepote; al otro no me acuerdo... pero la gracia viene cuando al tercero en discordia, uno que era medio gitano, no se le ocurrió otra cosa que atraparse la polla con la puerta para pajearse. Total que, cuando el gitano pajillero empezó a refregarse el nabo con la puerta, como los otros dos eran unos hijos de puta, le soltaron un patadón a la puerta al grito de "¡AYIME!", reventándole la picha al chaval y despertando la ira de la madre y de toda su familia hacia ellos. Permitidme que insista en que la gracia, a parte de la ya de por si demigrante historia, reside en cómo la cuenta Elvemon. Me estoy pegando la vida para corregir sus relatos, porque están PLAGADOS de faltas de ortografía, errores con la sintaxis y con los signos de puntuación... pero el tío es un genio inventándose historias chungas, de ahí que encaje tan bien entre el elenco de nuestra pseudo editorial y que, bueno, que yo por mi parte estoy muy contento de que haya decidido dejarse asesorar por nosotros para sacar su tan ansiado libro de relatos. Quiero decir, por fin he encontrado a otro autor que encaja perfectamente en nuestras pretensiones como editorial... a decir verdad no pensé que pudiera encontrar a nadie.
En segundo lugar una noticia no menos sorprendente. El otro día me contó mi mujer que le vino al trabajo un donante habitual de plaquetas y, mientras conversaban acerca de música no comercial y cosas fuera de lo común, a ella se le ocurrió comentarle disimuladamente que me dedicaba a escribir el Maricones del espacio, a lo que él le contestó que dichos libros ya los conocía e incluso los había leído. No sé si iría de farol o si trataba de impresionar a mi parienta, pero si estás leyendo esto, José Luis, aprovechamos para saludarte con alegría XD. Hace ya por lo menos cinco o años que nuestros libros aterrizaron en las redes y tres años han pasado exactamente desde que imprimimos la primera tirada de 100 ejemplares del Maricones volumen cero. Antes le dábamos mucha importancia a nuestra repercusión mediática, a ponernos en la palestra de la autoedición y sobre todo tratábamos de llamar la atención allí donde pudiéramos. Está claro que todo el trabajo que invertimos en darnos a conocer ha generado ya sus frutos, e incluso diría que ahora mismo estamos ya en el lugar que nos corresponde: En el subsuelo de la literatura chunga. Lo cierto es que no ambiciono mucho más, e incluso me enorgullece que nuestros libros pertenezcan solo a un tipo de público selecto y no al mainstream / mass media como dicen los anglosajones. Seguro que si estuviéramos más arriba en la escala de repercusión mediática venderíamos más libros y tal, pero por contra no gozaríamos del prestigio del que podemos alardear ahora mismo. Además, somos como el pequeño secreto de nuestros lectores. El misterio nos hace mucho más interesantes.
Por último, ayer coincidí en el parque con el Luis y su familia. Resulta que le conozco porque sus hijas son de la edad de la mía, da la casualidad que él trabaja como editor para RBA y anteriormente había trabajado también en Planeta. Total, que hablando de lo que hacíamos con nuestras vidas de padres le conté lo del relato del ciruelo y ya me solté para contarle todo lo demás. Aproveché para regalarle un par de ejemplares, uno del Maricones y otro del Chaparrón, y el chaval los recibió la mar de agradecido... cosa que me sorprende, precisamente porque se trata de una persona que se pasa TODO el día leyendo, por trabajo quiero decir, y claro, si yo me dedicara a currar de eso imagino que cuando llegase a mi casa lo último que haría sería ponerme a leer. Y bueno, lo que os decía, anteriormente tal vez ambicioné que alguien que trabajase en una verdadera editorial se fijase en nuestro trabajo para recomendarnos y tal... pero a día de hoy me parece completamente inapropiado. Ahora soy del parecer que vender nuestro trabajo a ese tipo de instituciones sionistas/capitalistas sería como vender nuestra alma al diablo, precisamente por eso nosotros molamos más.
Y nada, que ya os he dado bastante la turra como dicen los chavales. Os seguiré informado de los avances en nuestro nuevo libro próximamente.
Abrácers.
-R-
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