Para mí siempre ha sido una verdadera lástima que cayesen en el completo olvido, una inyustisia. A día de hoy, y muy de vez en cuando, aún puedes escuchar en la radio el tema The bad touch pero los locutores apenas sabrán reconocer el nombre de la banda a quienes les suelen llamar "Los del Discovery channel".
Bloodhound gang fue uno de nuestros fetiches musicales favoritos al margen de cualquier moda o tendencia. Los conocimos gracias al vídeo Fire, water, burn cuyo pegadizo estribillo se nos metió en la cabeza como si fuese la canción de un anuncio de la tele. Solo los más atrevidos se comprarían el álbum One fierce beer coaster completamente a ciegas, tan solo porque contenía la canción antes mencionada; ninguno de mis colegas lo tuvo así que nadie me lo grabó en cinta cuando salió. El disco en cuestión abarca una inusitada mezcolanza de estilos pues a parte del punk rock propio de la época se atreve con el funk, el rap y el metal, todo ello regado con letras de humor negro o sexual del que harían gala otras bandas que obtuvieron mucho más reconocimiento y rédito en su momento. Por ahí asoman una versión de los RUN D.MC. e incluso Vanilla Ice canta en una de las canciones. Es decir, una joyaza que pasó completamente desapercibida y que en mi caso descubrí años más tarde, después de que cayese en mis manos el Hooray for boobies a finales ya de los 90.
El siguiente trabajo de los de Pensilvania marcó, a quienes compramos su disco, un antes y un después en nuestro humor cotidiano y en la forma de tomarnos la vida. The bad touch sonaba en todas partes y con el videoclip de The ballad of Chasey Lane nos sentíamos totalmente identificados los pajilleros de la época del Emule. El disco, como ya sucedía en el anterior, está fuera de toda norma puesto que mezcla nuevamente metal con rap, con techno, con punk rock e incluso melodías del Casio tone. Entiendo que a día de hoy pase inadvertido pero en su momento un álbum cuya primera canción era I hope you die hacía las delicias de nosotros, los asociales.
Cabe reseñar que la banda continuó en la misma línea con un par de discos más que nosotros esperábamos como agua de mayo: primero cayó el bajonero Hefty fine, cuya versión europea adolecía de no traer consigo el tema Jackass que era el que redondeaba el álbum, y finalmente publicaron Hard-off (destrempe) en el que ellos mismos se daban cuenta de que se habían pasado completamente de moda e incluso hacían broma de ello. En principio se supone que el grupo se había disuelto en 2013 aunque acabo de ver en Wikipedia que Jimmy Pop asegura seguir creando temas para Bloodhound gang.
El motivo de su disolución, a parte de que ellos mismos ya eran conscientes en 2013 de que no llenaban estadios ni tenían tanta tirada, se debe al bochornoso y reprobable espectáculo (jajaja, sello de la casa) que ofrecieron en Kiev cuando el musculoso bajista Evil Jared se puso a mear en la bandera de Ucrania cosa que como era de esperar importunó al público. El problema como de costumbre no fue el acto en si sino que un asistente lo grabó con el móvil y con ello incendió las redes (pioneros de la era flanders). Al día siguiente tocaban en Odesa y Jared repitió la jugada, solo que esta vez se pasó literalmente la bandera de Rusia por el forro de los cojones. El público enloqueció mientras él les decía "No se lo digáis a Putin". Obviamente todo tenía el clásico trasfondo de cachondeo abrasivo propio de la banda, incluso Jimmy Pop que fue consciente de lo que había sucedido trató de apaciguar las aguas proclamándose en contra de su propio país y todo eso... pero ya no les sirvió de nada puesto que en la red había comenzado ya la caza de brujas. En el siguiente festival al que debían ir a tocar, ya en tierras rusas, les esperaba una multitud enardecida para arremeter contra su furgoneta lanzándoles huevos y tomates podridos.
La payasada casi se convierte en un conflicto internacional. El organizador del evento les vetó para siempre; las autoridades rusas les obligaron a abandonar el país y en el aeropuerto les esperaba un grupo de nacionalistas rusos dispuestos a agredirles. Aquel fue el final de una banda que consiguió lo que no consigue la diplomacia internacional en nuestros días: Ni que fuese por una semana, poner de acuerdo en algo a Rusia y a Ucrania.
Deberían volver a tocar allí.
-R-