Qué duda cabe de que a día de hoy quienes podrían considerarse las nuevas estrellas del rock, por así decirlo, son los streamers de Youtube o de Twich. Ya sabéis, los niños rata y los gordos comedoritos que se pegan el día pelfándose y sudando en sus sillas gamer de mierda. Los streamers son el modelo a seguir de la amplia mayoría de los prepúberes y adolescentes a quienes les gustaría ser tan afortunados como Ibai Llanos, Auronplay, El Rubius y demás viviendo sin trabajar, ganando pasta a raudales y pasándose las horas muertas frente al ordenador jugando a videojuegos. ¿A quién no le gustaría?
Quienes somos ya adultos sabemos preguntarnos aquello de Qui prodest?, a quién beneficia, pues mientras que los chavales se piensan que el dinero cae de las nubes o lo regalan nosotros tenemos claro que la pasta que ganan los streamers viene de publicistas y de empresas de videojuegos que son los grandes interesados en ampliar su nicho de mercado entre la juventud. Ya lo hemos comentado alguna que otra vez, es decir, la figura del streamer es la del señuelo, el gancho, el uno entre un millón a quien le dan toda la pasta para convertirle en ejemplo a seguir y el resto de la población trate de emularlo con la esperanza de verse tan afortunados como ellos, obviamente sin conseguirlo. Jajajajaja. Bueno, yo ahora me río pero está claro que en su época hacían lo mismo con nosotros pero con las estrellas del rock. Si lo pensáis bien en realidad los streamers esos son prácticamente esclavos.
El otro día me preguntaba si no podría pergeñar una estrategia de calado, me explico: hacer un recorrido a través de personas interconectadas, comenzando desde abajo con conocidos de conocidos, que llevase nuestros libros como por casualidad hasta los streamers más influyentes de manera que los que acumulan un gran número de seguidores nos llegasen a reivindicar entre ellos. Poco después me di cuenta que no tiene ningún sentido; los streamers están a merced de las empresas que los contratan y, además, en Twich ni siquiera se puede pronunciar la palabra Maricones sin que te chapen la retransmisión (jajaja) por lo que sería una pérdida de tiempo tratar de recabar seguidores por ese medio. Tal vez llegue un día en que alguno de esos grandes streamers conozca nuestros libros y le entusiasmen, pero jamás hablaría de ellos en sus directos puesto que temería que lo cancelasen y se les cortara el grifo de la pasta que les está entrando.
Total que a la conclusión que llego es lo muy importante y necesario que es preservarse auténtico, pues aunque ahora mismo aún no pintamos nada llegará un día en que la industria del videojuego colapsará, los streamers se quedarán sin cosas que contar o directamente terminarán hastiando. La gente seguirá necesitando tener héroes, conocer cosas nuevas, asumir nuevas formas de entretenimiento con las que sobrellevar el tedio de sus miserables vidas (jajajajaja) y bueno, confío en que como dijo Andy Warhol habrá un momento para cada uno de nosotros. Allí estaremos, molando más que nadie.
PD: Me quedan solo un par de montajes para terminar el próximo libro. Puede que la semana que viene lo tenga ya acabado.
Si es que somos la hostia.
-R-
