Siempre he oído, todos lo hemos oído alguna vez, que el mayor reto al que se enfrenta un escritor es al "reto de la página en blanco". Ya sabréis de qué va el tema, la frasecita de marras vendría a significar que uno se dispone a escribir pero no sabe por donde empezar. Habréis adivinado que, como todo lo que cuentan por la tele, dicha afirmación es una puta mentira. A un escritor de verdad, el que escribe cuando tiene necesidad de transmitir o contar algo, se la suda que el papel o los márgenes de la pantalla del Word estén en blanco. Menuda gilipollez. Cuando uno tiene algo que contar, lo escribe. Cuando no tienes nada que contar, pues no escribes y punto. Escribir por escribir es como hablar por hablar ¿A que suena tonto?
El concepto lo tomo prestado de mi primo Miguel el cura, que fue quien me habló de eso de las 'crisis de fe', pues aunque no lo creáis incluso los curas tienen arranques de incertidumbre y desconcierto. Lo que resulta muy sano por su parte, como doctrina obviamente lo tienen todo estudiadísimo, es advertir que existe un problema reconocido y común el cual se puede tratar como el que se toma un paracetamol cuando se da cuenta de que comienzan a evidenciarse claros síntomas de resfriado.
A mí que me perdone, pero la portada es una jerna |
El otro día Álex Salgado (con pelos a los lados) nos confesaba que su experiencia editorial había sido un puto desastre y claro, de forma subrepticia nos venía a advertir de los peligros que corríamos por habernos metido en harina con toda esta mandanga. Indagando me interesé por sus libros publicados y, ya os lo podéis imaginar, tirando del hilo acabas llegando siempre a lo mismo. Veréis, detrás de esa portada tan horrenda que se muestra junto a este párrafo se encierra un texto que cualquiera podría considerar como bastante interesante. El autor de "No vivirás para contarlo" promete ser totalmente sincero a la hora de hablarnos sobre sus experiencias más truculentas e indignantes viviendo la gran farsa y el perverso mundo de mamporreo y cocaína que esconde el subsuelo de la televisión y de la radio. Bien pues, por mucho que el bueno de Álex haya tratado de ponerse en peligro contándonos los cuchicheos de la farándula televisiva, su mensaje no caló y su libro pasó ser un número más de los que iba a engrosar la lista de publicaciones de la ya extinta editorial Quarentena ediciones. Vamos, que yo creo que ya no existe; la he estado buscando por internet y parece que hace más de un año que no tienen actividad.
Vuelvo un poco al grano, que me voy por las ramas. Conocí a Quarentena ediciones el mismo año en que publiqué mi primer libro autoproducido, el anterior al Maricones del espacio. En 2009 mi colega el Yeyo me mandó un mensaje y me dijo: Envíales tu libro a esta peña, que están buscando escritores. No recuerdo si finalmente les escribí, yo para mi que no. El caso es que Quarentena ediciones mayormente estuvo publicando libros bastante chulos sobre rock y cine de culto. De los de música tenía algunos títulos muy envidiables sobre Slayer, Dio, Joy division, Decibelios, Loquillo y tal... libros que en los 90 se hubiesen fulminado al instante, pero que hoy en día llegaban tarde porque poca gente habrá en España a la que le interese comprar un libro sobre Ronnie James Dio, más teniendo en cuenta que la información ahora nos llega vía Wikipedia. Supongo que ese sería el motivo principal por el que habrán terminado chapando; debían vender poco y seguramente la inversión les quedaría por debajo de los beneficios.
Total, que lo que ya suponíamos es que el negocio editorial está siempre pendiente de un hilo. Editoriales con propuestas interesantes terminan echando la persiana y vendiendo sus títulos al gigante Amazon porque hoy por hoy es casi imposible vivir de vender libros si no eres una de las grandes marcas o tienes unas publicaciones que van acorde con un público amplio que exista en la actualidad, como es el caso de Blackie Books que vive del rollo hipster pero que con el tiempo también terminará pasándose de moda y lo saben.
Y bueno, volviendo a lo de la 'crisis de fe', por si os preguntabais si era yo el que estaba aquejado de dicha afección ya os confirmo ahora mismo que no. Es cierto que nos dejamos pasta con el tema de Condiloma Ediciones y que todavía no hemos visto un duro, pero cómo íbamos a tener nosotros crisis de fe después de recibir los elogios tan amables que nos han dedicado todos los amigos y lectores que le han hincado el diente ya al Maricones manía, jajaja. Entiendo que las editoriales, las que solo viven de los números, no pueden comprender la satisfacción que te otorga sacar un libro de puta madre y que además a la gente le parezca tan cojonudo como a ti. Yo mismo, por ejemplo, estoy por pillar el bodriazo infumable de "Cómo ser Bill Murray" y mandárselo de vuelta a la puta Blackie Books con una carta donde les explique lo mucho que me jode comprarme un libro que pienso que va a ser bueno y que luego sea una puta mierda peor que intentar leerse un libro de álgebra. Vergüenza les tendría que dar.
Lo que sí he tenido últimamente ha sido depresión post parto después de terminar el Maricones Manía, jajaja. Pero vamos, que como no soy padre primerizo ya lo llevo mucho mejor. A partir de enero me pondré con el nuevo libro y a ver si podemos compaginar la llegada a las tiendas del Manía con la aparición de nuestro próximo trabajo.
No os dobleguéis, hombre. Si a los demás les va mal, tanto mejor; menos competencia tendréis.
-R-