Bienaventurados cabrones de mierda, he aquí una nueva entrada del blog en la que aprovecho para comentaros qué tal nos va en nuestra particular cruzada en pos de publicar los peores libros del mundo.

Bueno, confiando en que la cosa solo puede ir a mejor y que será imposible que 2020 terminé peor de lo que comenzó, simplemente deciros que ya he vuelto al típico plan de quedarme un par de días a la semana, por las noches, a maquetar los dos últimos libros que nos faltan por publicar para que aquellos lectores fanáticos, ávidos de completar la colección Maricones del espacio, puedan tachar de su lista de cosas pendientes el tener todos los números de la maravillosa sarta de espantajerías que publica Condiloma ediciones.
Fue el otro día, la noche en que fuimos a ver a los Toy dolls, cuando mi socio el Landser me hizo entrega de las pruebas que había sacado con su impresora 3D. La verdad, al ver ahí los logotipos y tal me di cuenta de que el monstruo de Frankenstein que venimos pergeñando desde hace prácticamente 10 años por fin ha cobrado vida. Existe.
Yo siempre le decía al Landser: Esto es como una bola de nieve que corre ladera abajo; cada vez se hará más grande y llegará un momento en que nadie la podrá parar. Y es verdad, Maricones del espacio es ya I M P A R A P L A.
Os tengo informados, de momento estoy a punto de terminar con el "Putas, yonquis e inmigrantes". En cuanto tenga maquetados los dos (el "Oi!" también) tened por seguro que os informaré en este blog, como de costumbre... o "As always" como dicen mis nuevos jefes, los hijos del Brexit, jajajaja.
¡Salud cameradens!
-R-
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