Bueno amigos de la fruslería editorial, mañana por fin me reincorporo físicamente a mi puesto de trabajo después de 4 meses de supuesta baja por paternidad en la que he trabajado por las noches hasta las tantas de la madrugada cinco días a la semana. Vamos, que sí, que cualquier diría que he estado haciendo el canelo.
No quisiera despedir mi último día de supuesta libertad sin entregaros una
pequeña joya que he descubierto por casualidad y que no he podido evitar comprarla en formato CD en Todocolección después de que me haya acompañado en estas dos últimas semanas. Cualquier milenial/niño-rata se estaría preguntando:
"¿Pero por qué te lo compras en CD si eso es un formato muerto y te lo puedes escuchar gratis en la nube? ñej ñej". Jajaja, pues mira, me lo compro para atesorarlo. Hacía tiempo que no tenía el placer de descubrir un disco tan íntimo y gratificante como
LAS INCREÍBLES AVENTURAS DE JUAN ANTONIO CANTA.
Obviamente había leído en internet sobre la vida y la repentina muerte de Juan Antonio, aunque en su día apenas le presté atención a la fama de "La danza de los cuarenta limones" porque con 15 años yo pasaba de "Esta noche cruzamos el Mississippi" como de la mierda y obviamente no me interesaba el tipo de música que pudiese hacer un cantautor que hubiera salido de semejante ordinariez televisiva. Craso error por mi parte que he podido subsanar gracias a las recomendaciones de quienes laurean al compositor cordobés; menuda obra más excelsa es su único disco en solitario. Me ha llegado un montón, me ha traído recuerdos de mi infancia y me ha transportado en sueños a sentimientos que tenía prácticamente olvidados. ¿Qué intensito todo, verdad? Seguro que a vosotros os parecerá un álbum de autor sin más, tampoco espero que compartáis mi entusiasmo pero ¡Eh! no sabéis cuánto celebro entusiasmarme a mis 41 años porque mayormente, y con tanta mierda, diría que estoy mega-muerto por dentro, jajajaja.
Se la quiero dedicar a mi colega
Olegario de twitter al cual le ha llegado esta mañana el
Viaje al culo de tu padre; va por ti hermanísimo.
No sé si cantaros alabanzas sobre el disco en cuestión, tan solo deciros que la primera canción ya me ha llegado un montón con su rollo intimista y el casio-tone acompañando la sobriedad. También he estado leyendo mucho acerca de la personalidad de Juan Antonio, así como he descubierto que ya me había percatado de su magnificencia anteriormente cuando mi colega el Pollantonio me había puesto en su casa el disco de La Cabra Mecánica donde El Lichis canta una versión de "Copla del viudo del submarino", que en su día me pareció ya demasiado buena para el grupo antes mencionado y que ahora comprendo de dónde venía la maravilla. Pensaba que El Lichis se había aprovechado de la composición y he podido comprobar que no es así, que simplemente fue un enamorado del artista y cantar su canción era la forma de rendirle tributo.
Bien pues, solo quisiera añadir que me he estado empollando el vídeo donde Juan Antonio Canta hace una aparición en el programa de Pepe Navarro para sacarle los acordes a la canción de los limones y añadirla a mi conocido repertorio de "canciones para tocar en las fiestas cuando estoy borracho". Asimismo, y aunque solo es mi percepción pues sus motivos tendría Juan Antonio para quitarse la vida de una forma tan abrupta, comprendo perfectamente la angustia por la que debería estar pasando en aquel momento pues, si ya dicen que su entorno familiar era triste, a ello se le debió sumar el abrumador rechazo hacia su talento. Sacó un disco maravilloso que la gente solo compraba por una puta canción; qué digo por una canción... ¡Sólo por un estribillo pegadizo! Debió ser un gran fracaso para él puesto que se puede apreciar de sobras el cariño y el talento que vertió en su primer trabajo para que luego la sociedad le colgase el san benito de cantautor friki. Similar al castigo de Sísifo o al suplicio de Tántalo, derrochar tanto esfuerzo para que luego a cada concierto que quisieras dar la gente no fuese a verte por tus canciones sino para que les tocases el estribillo de marras una y otra vez. Menuda pena la suya :( Lo cierto es que la leyenda de su vida puede prevalecer como enseñanza, como un mito de los que te enseña que no está hecha la miel para la boca del asno, por ejemplo.
Su desdicha me ha emocionado y su disco en solitario me ha colmado varios días en la soledad de mi trabajo a altas horas de la madrugada. Sería una gilipollez agradecérselo en una entrada de blog ahora que él ya no está, así que lo más que puedo hacer por quienes sienten admiración por Juan Antonio será dedicarle a su memoria mi próximo trabajo y recomendaros a vosotros, lectores ávidos de espiritualidad y demigrancia, que le deis un tiento a tan singular obra de arte. Si no os gusta siempre podréis decir que lo habéis escuchado.
Bueno chavales, esto se acaba. Saludad a la libertad de mi parte que yo me vuelvo a la rutina del currelo.
-R-
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