lunes, 13 de junio de 2022

LA INTELIGENCIA SIN AMBICIÓN ES COMO UN PÁJARO SIN ALAS - EL CAMINO DEL EXCESO

Bueno chavales, después de ventilarme prácticamente todos los ejemplares de nuestro último libro me encuentro ya trabajando en el siguiente. Este fin de semana andaba haciéndome un esquema mental de cómo acontecerá la segunda parte de la historia que comienza en "Espabila coño, que pareces tonto"; esta noche lo paso a limpio para que no se me olvide. 

Entre tanto creo haber resuelto un puzzle existencialista muy importante para mí que consta de tres partes. Obviamente todo viene a tenor de nuestro nuevo libro que es en si un carnaval de excesos, tal como rezaba el título de uno de los discos de G.G. Allin. 

Ayer leía una cita de William Blake que decía: "El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría"; perfecto, ahora ya sabemos cómo acceder a la sabiduría pero ¿Para qué sirve la sabiduría? 

Probablemente haya escrito antes esta reflexión en el blog porque suelo tenerla muy presente: "Si no eres capaz de rentabilizar tu inteligencia no puedes considerarte verdaderamente inteligente"; Bien, entonces tenemos claro cómo acceder a la sabiduría, y que la inteligencia debe usarse siempre en nuestro propio provecho. No sé quién era que decía aquello de que "la inteligencia sin ambición es como un pájaro sin alas"  (Acabo de mirarlo en google, se trata de una cita de Salvador Dalí). Si la inteligencia sirve para usarla en nuestro propio beneficio, y se debe rentabilizar ¿Para qué sirve que obtengamos beneficios? ¿Nos augura una vida feliz el hecho de ganar dinero? 

Me hizo gracia una tira de Garfield donde Jon le preguntaba a su gato: "¿Cuál es el sentido de mi existencia?" y Garfield le contestaba, señalándose a la boca: "Alimentar al gato" JAJAJAJAJAA. Es así de simple. Os lo explico con otra reflexión que emerge de mi situación familiar actual: "El sentido de la vida de todo hombre, como finalidad, debe ser hacer fortuna para poder abastecer a su prole". 

Y es que a nuestra generación se la empujó a buscar la felicidad cuando en realidad es una gilipollez, porque buscar la felicidad es como buscarse los calcetines. Lo que uno debe buscar como ser humano es la sublimación, allí donde hay indistintamente felicidad y tristeza. El sentimiento no nos condicionará por ser seres sublimados; por haber vivido hasta el punto de saciar nuestros imperativos categóricos; por tener una finalidad perfectamente definida en la vida; por saber con claridad cuál es el camino a seguir hasta el fin de nuestros días. 

Antaño era mucho más sencillo, puesto que las dudas existenciales que acabo de resolver te las aclaraba la iglesia católica. Bien es cierto que ellos te decían cómo debías vivir, cuál era la finalidad en tu vida y cuál era el camino a seguir. Sucede que hoy en día ya nadie hace caso de la espiritualidad, es por ello por lo que la mayoría de la gente vive profundamente confundida. 

Seguimos.

-R-

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