Como es harto probable que algún incauto entre a nuestro blog nefasto para leer esta entrada, atraído por el título de la misma, me voy a abstener por una vez de utilizar insultos o palabras mal sonantes. Permitidme que me meta en farina:
Esta noche he dormido una pelandrusca deposición, aunque bueno, llevo durmiendo nada y menos desde el viernes cuando mi hija la pequeña vino de la guardería con una irritación en la zona pélvica de tres pares de narices. Bramaba cual cochino escaldado y cuando la duché a media tarde parecía que en lugar de agua le estuviese aplicando un soplete. Ríanse ustedes del Daisy's destruction ese. Total que ayer eran prácticamente las dos de la mañana y la chiquilla no había parado de berrear desde prácticamente las nueve que fue cuando la metimos en la cama; me ha dado la tregua justa entre las dos y las seis para poder echar una cabezadita pero luego a las siete menos cuarto de la mañana estaba ya más despierta que un lucero, gritando guturales de grindcore a pleno pulmón. Son tan tiernos y adorables...
Estaba tratando de darle el desayuno y ella, que no había dormido casi nada tampoco, hacía aspavientos salvajes y lloraba sin consuelo. Hasta que he prendido el selular, he puesto el Youtube y he buscado el vídeo recopilatorio con las mejores canciones de La granja de Zenón, un clásico entre los clásicos pues ya con mi hija la mayor, hace seis años de eso, nos ayudó día tras día en cada desayuno, comida y cena. En cuanto ha comenzado a sonar la canción de Bartolito mi hija la pequeña se ha amansado por completo, ha abierto la boca y ha desayunado como un angelito. Es por ello por lo que, señores expertos y snobs de la música en general que se hacen ustedes llamar eclécticos (jajaja), considero que poca gratitud se le está mostrando a una de las grandes joyas que nos ha brindado Youtube a los padres de familia de habla hispana en todo el mundo. Aprovecho que mañana es el día de la hispanidad para reivindicar el trabajo de todo el equipo de El reino infantil, un lugar tan espesial, jaja. Cincuenta y dos coma nueve millones de suscriptores no pueden estar equivocados.
Tres años después he vuelto a retomar la rutina de poner los dibujos cuando tenemos problemas de ingesta, ahora con mi hija la pequeña, y he descubierto que hay igualmente muchas canciones buenas que no había conocido en la primera hornada como la de Con medio peso, la de Exacto y tantas otras que tanto amenizan los momentos aciagos de la lucha por la supervivencia de los progenitores.
Youtube es un pozo infecto, auténtico vertedero de mucha demigrancia, pero aun así cabe reconocerle el mérito de habernos ofrecido durante los últimos once años los vídeos de La granja de Zenón, seamos justos, agradecidos y cantemos alabanzas siempre que alguien ponga sobre la mesa una conversación sobre gustos musicales.
Increíble el artículo de El mundo que acabo de encontrar: El reino infantil, cómo una discográfica de Buenos Aires se convirtió en el Disney latino.
¡Aguante esa granja!
-R-
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