Desde luego, no cabe ninguna duda
al respecto que ha sido a través de este tercer trabajo con el que la colección
¡MARICONES DEL ESPACIO! ha conseguido consolidarse finalmente como una
publicación legítima, con continuidad evidente, mejorando en calidad número
tras número y, sobre todo, alejada de cualquier propósito fraudulento por
convertirse en un negocio sacacuartos de mierda. Tan sólo quince días después
de que se publicase en las diferentes plataformas de difusión, ¡NOS IMPORTA TRES
COJONES! está consiguiendo un número de descargas abrumador, también gracias a
lo llamativo de su portada y a la actitud gamberra, de sobras conocida, que
evoca la genuina composición artística del primer y único disco de los Sex
Pistols.
Entonces, mi valoración: Progresa
adecuadamente/necesita mejorar.
Y es que en un principio
consideré la opción de poner únicamente “necesita mejorar”, pero es que han
sido varios los aciertos que han hecho del ¡NOS IMPORTA TRES COJONES! un buen
ejemplo de lo que debería ser la colección de ahora en adelante. Es por eso por
lo que, pese a que tampoco puede decirse de él que sea una maravilla ni un
clásico esencial, sí creo que existen algunos aspectos que se le pueden valorar
muy positivamente; por ejemplo, siempre bajo mi punto de vista, el hecho de que
haya conseguido aunar la frescura del primer libro con la zafiedad irreverente del
segundo. También que, siendo una novela que puede leerse perfectamente prescindiendo
de las dos anteriores, perdure la conexión y prosiga el hilo de la historia que
comenzaba con ¡MARICONES DEL ESPACIO!
En esta ocasión, la novela se
centra mayormente en el recuerdo de una adolescencia nefasta que nos narra
Polla Pesebre. Esa, así de simple, sería la sinopsis y el concepto general de
toda la redacción. La reflexión tampoco podría ser más sencilla: el protagonista
nos expone su propia angustia frente al abismo del sin-futuro y, hastiado por tener
que soportar la pasividad y el conformismo con que todo el mundo afronta su
patético destino, asume la determinación de que será él mismo quien tome las
riendas para poder cambiar de vida.
Así pues, a diferencia de
¡MARICONES DEL ESPACIO! y ¡CHAPARRÓN DE POLLAS!, el contenido de esta tercera
entrega es mucho más conciso, más específico. El primer capítulo, pese a ser menos
trepidante de lo que acostumbran a ser los primeros capítulos de los números
anteriores, nos sitúa perfectamente en el momento de la acción y deja bien
claro qué es lo que nos vamos a encontrar en ¡NOS IMPORTA TRES COJONES!: odio
desmedido, violencia gratuita, insultos por doquier, situaciones hilarantes,
pederastia, crueldad a raudales, venganza, maricones… y muchísimas patadas en los cojones.
Vamos, que ya con el primer capítulo, siendo todo lo corto que es, se resume en
su totalidad el contenido de la novela. El resto, como en cualquier disco punk
que se precie, es sólo “más de lo mismo”.
Como aspecto negativo recalcaría
el tono un tanto pesaroso, oscuro y autocompasivo que ostenta la novela en los capítulos
del comienzo como “No quise ser un mierdas”, “El soplapollas” o “Odio iracundo”.
Por el contrario, esa sensación va mermando a medida que nos adentramos en el
resto de capítulos y ya para el final ha desaparecido por completo. En
definitivas cuentas, la novela va de menos a más. No es tan aleatoria como las
anteriores. Sigue una línea de acontecimientos que nos llevan desde el
abatimiento y el desánimo hasta el triunfo sobre los mismos, que es ya donde el
libro nos deja con el mejor sabor de boca.
Además destacaría, dentro de lo
negativo, lo persistentes y reiterativos que se vuelven algunos de los insultos
e incluso algunas de las situaciones, que se hacen como muy manidas… pero, ¡qué
hostias! ¡Es precisamente el humor reiterativo el que a mí más gracia me hace!
A diferencia también del número
0º y 1º, en esta ocasión se le ha concedido poco espacio a secciones como “Necromaricón
ilustrado” o “La conspiración contra Polla Pesebre”, lo cual me parece un verdadero
acierto pues, como os decía, sin perder el hilo conductor de la historia no
hemos roto esta vez con el desarrollo de la narración. Este era un punto que
tenía pendiente mejorar desde ¡CHAPARRÓN DE POLLAS! y creo que he logrado
solventarlo.
Así pues, teniendo en cuenta tanto
fallos como aciertos, creo que esta vez sí puedo darle mi aprobado al libro,
esperando que el próximo sea aún mejor. La portada, pese a lo poco que nos ha
costado hacerla en comparación con las dos anteriores, me gusta más que ninguna y
de hecho ha contribuido a multiplicar exponencialmente las descargas del libro.
Los títulos de los capítulos son muy buenos también, tanto que prescindimos de
la sinopsis de contraportada para ponerlos en su lugar. Los momentos de
crueldad extrema son algo fuera de lo común, sobre todo el del espantapájaros y
la cosechadora, jajajaja. El capítulo que se llama “Seboso mórbido y putrefacto”,
junto con el “Generación de apollardaos”, me parecen ambos sublimes, dignos de
formar parte de un recopilatorio con los Greatest hits. Y el capítulo final, de
una forma u otra, puede considerarse un buen broche de oro para terminar. Es una
puta mierda pero, al igual que sucedía con el primer capítulo, nos da una idea
general de lo que ha sido toda la bazofia putrefacta que nos hemos metido en la
almendra, jajaja. Es como en los discos de los Toy dolls, el Theme tune para
comenzar y también para terminar… y punto.
En definitivas cuentas: al igual
que sucedió con NEVER MIND THE BOLLOCKS, este libro, pienso yo, no es que sea
la rehostia ni mucho menos, pero sienta finalmente las bases de un estilo que
hasta ahora estaba en fase de pruebas. Del mismo modo, invita también al “hazlo
tú mismo”, pues cualquiera puede escribir un ¡NOS IMPORTA TRES COJONES! Además,
hace hincapié en las ideas propias del movimiento punk, como son la provocación,
el inconformismo, el sin-futuro, el lenguaje ofensivo y los temas tabú de la
sociedad moderna como son el fascismo, la pederastia, la discriminación social,
el sexismo, la violencia sin sentido y algún que otro etcétera.
Estoy convencido entonces de que lo
que venga en adelante tan sólo será mejorar lo presente e introducir nuevas filigranas
sobre los mismos acordes de siempre porque, en esencia, ¡NOS IMPORTA TRES
COJONES! ya tenía todo eso.
-R-