Un año más... y seguimos yendo al bar. Aprovechando las, digamos, vacaciones de semana santa (Easter holidays, como las llaman los de Dublín) he tenido tiempo para repasar lo que dio de sí 2014, ahora que acabamos de cumplir un año de vida como editorial independiente: Tres libros publicados, un video oficial, una página web de la que me siento bastante satisfecho, lectores agradecidos, marca registrada, nuestros primeros 70 cents en regalías, una amplia expansión a través de la red... pero, sobre todo, estoy contento porque durante estos días he podido diluir el tapón que me tenía colapsado entre los nuevos capítulos del MDE Vol.03, y es que las jornadas interminables de trabajo (en el de verdad, quiero decir), las responsabilidades del hogar y los compromisos con los amigos me ocupaban la mayoría del tiempo; total, que cada vez que trataba de ponerme a escribir no daba pie con bola y me agobiaba el hecho de ver que no podría cumplir con el plazo estipulado. Cualquiera podría decir al respecto: "No seas gilipollas, si los libros los escribes tú no hace falta que cumplas a rajatabla con el plazo que tú mismo te marcaste" y sí, supongo que es verdad, pero obligarse un poco es la única manera de seguir adelante; si no, te columpias.
La semana pasada mi socio y yo nos reunimos finalmente para charlar sobre la trayectoria del proyecto y, como me hace gracia compartirlo, os adjunto una imagen que ilustra la estrujada de cerebro que nos pegamos aquella tarde. La cosa es que tenemos que firmar un acuerdo o un contrato donde quede reflejado cómo vamos a proceder con el reparto de ganancias (en caso de que las lleguemos a tener) a razón de las aportaciones individuales de cada uno. Él siempre me dice que mi tanto por ciento debería ser muy superior al suyo, porque al fin y al cabo la mayor parte del trabajo me la pego yo... aunque claro, sin su ayuda tampoco hubiese llegado demasiado lejos pues él se ocupó de las portadas y, vamos, que una imagen sigue valiendo mucho más que mil palabras. Todavía no existe una línea clara de negocio, cosa que a mí me parece esencial porque si fuese yo el que leyese los libros no soportaría que tratasen de sangrarme pasta por la puta cara. Así pues, lo único que hemos decidido por el momento es crear una línea de productos de mercadotécnica para vendérselos desde la web a todos aquellos que quieran hacer alarde de lo mucho que les gustan nuestros libros. Ya, sé que es tope de cutre, pero otras opciones que nos han propuesto son, por ejemplo, comenzar a cobrar por los libros... y eso sí que me parece de lo más ruin. Vamos, que si fuese yo quien leyese el MDE y acabo dándome cuenta de que me regalan los primeros libros para que me vicie y luego acabe soltando la pasta... tengo muy claro que iba a mandar a Condiloma Ediciones a tomar bastante por el culo, por estafadores.
Y bueno, lo de siempre, como seguimos yendo por el lado humilde de la vida y todo eso, queremos agradecer a LIBROS GRATIS XD el que haya incluido nuestras tres novelas entre su elenco de literatura gratuita. Sois muchos ya los que nos habéis honrado otorgándonos una oportunidad y, aunque parezcan palabras demasiado manidas, os aseguro que para nosotros significa muchísimo. Gracias a vosotros, cada día entran nuevos lectores en nuestra web interesándose por las novelas. Cierto es que la propuesta de Condiloma no está dirigida ni a todos los públicos ni a todos los gustos, pero nos complace ver que hay quién ha hecho de Condiloma Ediciones su espacio particular, donde encuentra un tipo de lectura que no es capaz de encontrar en ninguna otra parte. Es muy gratificante poder aportar nuestro grano de arena en una época donde el cine está prácticamente senil, las series de ficción se hacen interminables, los videojuegos son demasiados fáciles, los libros son una puta mierda y los programas televisivos sin fundamento acaparan la mayor parte de la oferta dirigida a la gente que tiene verdadero afán por encontrar cosas nuevas.
¡Dejad paso a los buenos, coño! ¡Larga vida al Maricones!
-R-