Ante todo, quisiera dejar bien claro que este post no es
ningún tipo de columna de opinión y que mi intención al escribirlo no es la de
dármelas de listo ni tratar de polemizar con nadie. De hecho lo escribo para
mí, pues he pensado que me vendrá bien reflexionar sobre esta idea el día que
me esté tomando demasiado en serio a mí mismo.
Clinton tocando el One step beyond. Yeltsin después de follar.
Arafat a punto de hacer el signo de
las comillas como el doctor maligno.
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Obviamente no les conocí a ninguno de los tres, tan solo
guardo un grato recuerdo de juventud donde hubo un tiempo en que, por lo menos
los prepúberes, pensábamos que el mundo se podía arreglar con humor y buenas
intenciones. Hubo guerras, sí, aunque ellos las llamasen “intervenciones militares”
y también hubo tensión, exactamente la misma que ahora… pero ¿cuándo se ha
vuelto a ver una estampa tan evocadora como esta, en la que los líderes de las
dos potencias mundiales más poderosas del planeta se echaban juntos unas risas?
Estoy seguro de que estarían hablando de tetas… o si no de culos. Imagino que Yeltsin
le preguntó a Clinton si tenía algún vestido de Mónica Lewinsky en casa, para prestárselo
y travestirse en la intimidad mientras follaba con su mujer completamente
borracho, jajajaja.
Cabrón, que te ríes del negro. Seguro. |
Bill Clinton fue el pichabrava supremo en uno de los países más
moralistas y mojigatos que jamás haya existido en toda la historia de la
humanidad. Boris Yeltsin, de cuyo aliento se decía que huiría incluso el
mismísimo Lemmy de Motörhead, fue probablemente el líder más impopular y anti carismático
de toda la historia del país donde más se les ha comido el culo a los líderes
políticos. Y qué decir de Yasser Arafat al que probablemente lo llamarían ‘el
chaquetero de los cojones’ en su pueblo, pues se pasó la mayor parte de su vida
liderando la lucha en favor de la nación palestina… pero luego va y, un buen
día, se levanta por la mañana y se da cuenta de que ser nacionalista es una
gilipollez y decide que sería buena idea hacer las paces con Israel. Por lo
visto también era un secreto a voces el que Arafat le tiraba a pelo y a lana, como
David Bowie, y que probablemente engrosaba las filas del club del pepino internacional
en un país donde a los homosexuales se los trata peor incluso que a las
mujeres. ¿Cómo cojones llegaron a ser estos tíos los líderes del mundo libre?
Si todavía creéis que la cara es el reflejo del alma deberíais
echaros un vistazo en el espejo y a ver qué es lo que os encontráis. Lo que es innegable
es que, ante tal afirmación, no puedo sino ratificar que tanto Clinton, como
Yeltsin, como Arafat tienen pinta de que les podría dejar todos mis ahorros en
sus manos, jajajaja. Menudas juergas de putas se debieron pegar los muy
cabrones… eso es lo que entiendo yo por ser un auténtico líder mundial. El puto
amo máximo.
Es común culpabilizar a los líderes políticos de las situaciones
que sólo son responsabilidad de los entusiastas de mierda, los idealistas nefastos
y los flipaos de los cojones. Mirad qué estimulante se presentaba el panorama
cinematográfico el año en que a Arafat le concedieron el Nobel de la paz: Forrest
Gump, Asesinos natos, Ace Ventura detective de mascostas, Clerks, Pulp Fiction,
Dos tontos muy tontos, Maverik… El mismo año en que el agorero funesto de Kurt
Cobain se pegaba un tiro en la campanilla y al megalómano asqueroso de Nixon le
estallaba el cerebro por cabrón el resto de la humanidad celebrábamos la
maravilla de la estupidez, el milagro de la ingenuidad y la grandeza de la insignificancia.
Si España es idiota… ¡Qué vivan los ídem!
-R-