viernes, 16 de marzo de 2018

MEMORIAS DEL SUBSUELO – MÉINSTRIM CONTRA ANDERGRAUN


¿Por qué los últimos discos de NOFX o de Bad religion no molan una puñetera mierda, si los primeros elepés que sacaron hace más de 20 años eran la hostia de buenos? Ese Ribbed espectacular, o el tremendo No control, o el infravalorado S&M Airlines, o el How could hell be any worse? que vale su peso en toneladas de oro. Tengo la respuesta a esa pregunta. Estas últimas semanas he estado reflexionando a propósito de la explotación del arte individual para dirigirlo al gran público, la transformación de la introspección en productos numerados de venta y la mercantilización de las ideas con fines lucrativos. Como decía Bernd Schuster “no hace falta dísir más”, y es que queda la mar de claro que en cuanto NOFX y Bad religion se montaron sus respectivas discográficas la excelencia de sus discos (que no la calidad empero) fue irremediablemente en total declive.

El otro día me di cuenta de que no soportaría hacer eso que hace Diana Aller, una de nuestras paisanas en la editorial, de acudir a firmas de libros y toda esa mandanga. No es que no me guste el contacto con los lectores; de hecho, mi socio el otro día coincidió en Freaks con un lector del Maricones y le hizo cantidad de ilusión que se deshiciera en halagos hablándole de lo mucho que le gustan nuestras publicaciones. Todo hombre se encuentra siempre desprotegido ante los halagos, y yo tengo muy claro que no aguantaría una presentación de esas en que te pones a firmar libros para peña completamente anónima que admira tu trabajo y tal. No va conmigo, y encima resulta que parece ser condición o aspiración recurrente de todos los escritores.

Otra meta común parece ser la de “ver tu libro en las estanterías de El Corte Inglés”, que es lo que me dijo Álex Salgado el otro día que le conocí. Esta última afirmación es la que me ha dado todavía más que pensar, ya sabéis, por el eterno dilema que supone pertenecer al círculo andergráun, donde puedes molar mucho pero en realidad te comes una mierda, o vivir en el méinstrim, donde de cara a la peña no molas una mierda pero puedes llegar a vivir del trabajo que más te gusta. Obviamente, uno puede pelear o incluso dejarse dar por culo con tal de superar la barrera del anonimato pero, ¿de verdad merece la pena?

Hace un par de años, cuando curraba en mi anterior empresa y estaba muerto de puto asco, soñaba con publicar un libro que me sirviera para ganar mucho dinero y me sacase de trabajar. Hoy por hoy, que trabajo en una buena empresa donde tengo tiempo incluso para escribir esta entrada, ya no necesito que mis libros me saquen de currar. Muy al contrario, lo que he encontrado en la escritura es una manera de ocio que me resulta constructiva, que me reporta muchas alegrías y que además me ayuda a conocer gente.

Total, que lo que saco en claro después de conocer cuáles son las metas dentro del mundo editorial es que nada de eso va conmigo. Ni la fama, ni las firmas, ni la repercusión mediática y ni tan siquiera los halagos para alimentarme el ego. No por ello me conformo con nuestra situación actual, de hecho se supone que Maricones manía debería estar llegando ya a las tiendas y está claro que si estamos en esto es por la pasta... pero todo eso me la sopla. Me mola escribir libros y lo hago sin prisas, sin ataduras, a mi gusto, sin estar pendiente de lo que la gente espera de mí. Lo hago mayormente para mí y también para los colegas. Por cierto, a propósito de los colegas, gracias a este nuevo hobby cada día tengo más.

En serio: La fama es una mierda. El dinero no sirve para nada. Pásatelo bien.

PD: Ya he terminado nuestro próximo libro, la portada y la contra incluso. Ha quedado de puta madre. La semana que viene lo imprimiré, lo leeré para corregirlo por última vez y luego lo subiré a la red. Ya os contaré en las próximas entradas qué rollo tenemos previsto para la siguiente publicación. Tal como reza el título de esta entrada, nuestra idea es conquistar los verdaderos bajos fondos de la autoedición. 

Desde abajo.

-R-

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