Una cosa muy sana que nos está sucediendo es que prácticamente todo el mundo, parece ser, reniega o se avergüenza de comprar nuestros libros. Sí, así como San Pedro. Hace un par de semanas Lucía de Libros de autoengaño me comentaba que Maricones del espacio, sorprendentemente, se vendía muy bien en las ferias... Pues bien, el pasado día 4 y 5 de enero, gracias otra vez a su valiosa iniciativa por participar en la gran mayoría de festivales de autoedición, volvió a colar nuestros libros para ponerlos a la venta en Tenderete (Valencia) y bueno, se ve que lo común (por lo que he visto) es que la peña que asiste a estos eventos luego se manda fotos por Facebook o por Twitter mostrando orgullosos y satisfechos las adquisiciones que han hecho en la feria...
He visto muchas fotos, pero todavía no he encontrado a nadie que suba una donde muestre alguno de nuestros libros. Un detalle como ese, es decir, como subir una simple foto, nos ayudaría mucho para darnos a conocer a un público más amplio... pero por otra parte también pienso que, según quién la subiese, incluso nos desacreditaría. Desde luego que nuestros libros no son para cualquier tipo de publico, como decía Olga Guillot: Somos lo prohibido.
El miércoles pasado tuve la suerte de conocer a un lector verdaderamente apasionado con nuestra colección. Uno que no sea de mi círculo de amigos más cercano, quiero decir. Le agradezco mucho a Janko su devoción por nuestro proyecto, sus palabras de apoyo y su gran entusiasmo... aparte de que me invitase a comer, claro está, jajaja. Tal como él mismo me decía, y esto lo destaco porque es la esencia de este artículo: "Hay mucha gente que dice que va a hacer esto o aquello, pero al final nadie hace nada. Me alegra comprobar que hay alguien que tiene afán emprendedor y que saca las cosas adelante". Bueno, no sé si fueron esas exactamente sus palabras pero del extracto ese sería el concepto. A él le dedico este post agregando un chiste y una lección que he aprendido del libro de Alejandro Jodorowsky, llamado "Cabaret místico", y que acabo de terminar de leerlo hace escasamente una hora:
El chiste:
Dos moscas están en la montaña comiéndose una mierda de vaca enorme. En un momento dado, una de las moscas se detiene abstraída, deja de comer y le pregunta a la otra en perfecto castellano:
- Oye, ¿Me lo parece a mí o te acabas de cuescar?
- Sí, he sido yo -Le contesta- ¿Qué pasa?
- ¡Joder macho, pues que mira que eres guarro, coño! ¡Que estamos comiendo!
La lección:
Para insistir y perseverar, primero hay que desarrollar una sólida confianza en uno mismo y en el valor de lo que se emprende. El amor a la obra sustituye el valor a los premios.
Por eso mismo, fuera de que hoy en día es casi imposible no vivir pendiente de retweets y likes, hacer lo que a uno verdaderamente le apetece y encontrar además verdaderas muestras de agradecimiento es la mejor de las recompensas. No necesitamos premios ni reconocimientos mientras exista alguien que disfrute con lo singular de nuestra propuesta editorial.
¡Feliz año, y prósperos Maricones a todos!
PD: Los reyes me han traído una impresora, lo cual significa que por fin puedo ser autónomo, jajaja.
-R-