Bienamados amigos de la demigrancia y la tontuna, hoy quisiera hablaros de mis últimas experiencias de este fin de semana, mayormente entorno a nuestro trabajo como editorial y sobre todo acerca del dinero y el prestigio. Correcto, de ahí que este post se titule "Dinero y prestigio", si es que estáis en todo.
Para empezar, quisiera hacer hincapié en lo mucho que me estoy divirtiendo con mis nuevas tareas haciendo de editor del trabajo de ELVEMON. El otro día leí un relato suyo titulado "El día que le REVENTAMOS el CIRUELO a un primo mío" y me estuve despollando vivo cada vez que se lo contaba a mis colegas. Ya lo leeréis en el libro, pero iba de que Elvemon y dos de sus primos, cuando eran chavales, estaban solos en casa cuando les dio por buscarse maneras originales y novedosas de zurrirse la sardina; a uno de ellos se le ocurrió la brillante idea de utilizar dos pechugas de pollo para simular un pepote; al otro no me acuerdo... pero la gracia viene cuando al tercero en discordia, uno que era medio gitano, no se le ocurrió otra cosa que atraparse la polla con la puerta para pajearse. Total que, cuando el gitano pajillero empezó a refregarse el nabo con la puerta, como los otros dos eran unos hijos de puta, le soltaron un patadón a la puerta al grito de "¡AYIME!", reventándole la picha al chaval y despertando la ira de la madre y de toda su familia hacia ellos. Permitidme que insista en que la gracia, a parte de la ya de por si demigrante historia, reside en cómo la cuenta Elvemon. Me estoy pegando la vida para corregir sus relatos, porque están PLAGADOS de faltas de ortografía, errores con la sintaxis y con los signos de puntuación... pero el tío es un genio inventándose historias chungas, de ahí que encaje tan bien entre el elenco de nuestra pseudo editorial y que, bueno, que yo por mi parte estoy muy contento de que haya decidido dejarse asesorar por nosotros para sacar su tan ansiado libro de relatos. Quiero decir, por fin he encontrado a otro autor que encaja perfectamente en nuestras pretensiones como editorial... a decir verdad no pensé que pudiera encontrar a nadie.

Por último, ayer coincidí en el parque con el Luis y su familia. Resulta que le conozco porque sus hijas son de la edad de la mía, da la casualidad que él trabaja como editor para RBA y anteriormente había trabajado también en Planeta. Total, que hablando de lo que hacíamos con nuestras vidas de padres le conté lo del relato del ciruelo y ya me solté para contarle todo lo demás. Aproveché para regalarle un par de ejemplares, uno del Maricones y otro del Chaparrón, y el chaval los recibió la mar de agradecido... cosa que me sorprende, precisamente porque se trata de una persona que se pasa TODO el día leyendo, por trabajo quiero decir, y claro, si yo me dedicara a currar de eso imagino que cuando llegase a mi casa lo último que haría sería ponerme a leer. Y bueno, lo que os decía, anteriormente tal vez ambicioné que alguien que trabajase en una verdadera editorial se fijase en nuestro trabajo para recomendarnos y tal... pero a día de hoy me parece completamente inapropiado. Ahora soy del parecer que vender nuestro trabajo a ese tipo de instituciones sionistas/capitalistas sería como vender nuestra alma al diablo, precisamente por eso nosotros molamos más.
Y nada, que ya os he dado bastante la turra como dicen los chavales. Os seguiré informado de los avances en nuestro nuevo libro próximamente.
Abrácers.
-R-