El otro día rescaté este cassette. Lo encontré en el desván de mis viejos. Lo que no recordaba es que también lo había comprado en CD y lo tenía por casa, jajaja.
Aprovechando que "Ya hera ora", el primer álbum de Manolo Kabezabolo, cumple ahora 25 años quisiera reivindicar su segundo trabajo, "La nueva mayoría". Un álbum que, a mi parecer, fue injustamente ninguneado puesto que al distanciarse tanto del sonido de su disco debut le granjeó desavenencias con su primer público mientras que para nosotros, la siguiente generación, fue todo un descubrimiento que nos acercó a una escena que entonces desdeñábamos.
Diría que, a grandes trazos, Manolo conquistó al último reducto de los verdaderos pankis con "El aborto de la gallina" y luego nos cautivó a nosotros, la siguiente generación, con su "Lomo con pimientos". Y es que a los que éramos adolescentes a mitad de los noventa nos la sudaban vastísimo las movidas de la peña podrida de los '80.
Mi primer contacto con el punk, a parte de los macarras con cresta y pinta de navajeros que proliferaban por mi barrio cuando era un crío, fue el concierto que La Polla Records ofreció en mi pueblo en el '88 o así. Todo un acontecimiento que terminó con detenciones y con el pabellón municipal lleno de vómitos, meadas, cristales por el suelo y grafitis con consignas escritas en un idioma incomprensible para nosotros, los chavales de aquel entonces. Entenderéis que, para un crío de 7 u 8 años, la escena punk española era sinónimo de basura, escoria social y drogas intravenosas.
El éxito de Nirvana en el '92 catapultó a tantos otros grupos de la escena punk norteamericana como Bad religion, The offspring, Pennywise que sí calaron en nuestros walkmans. Cuando Manolo sacó su segundo álbum había generado mucha expectación, de ahí que incluso para nosotros, que no escuchábamos punk en español, también nos llegase a interesar.
Me lo compré en cassette, porque entonces no teníamos pasta como para comprárnoslo en CD y pagarnos otros vicios como los primeros paquetes de tabaco o las primeras chinas de "cien duritos" que decían los Def con dos. A la peña panki que frecuentábamos no les moló una mierda... pero en mi clase el disco estuvo rulando durante todo el año. Lo escuchamos en bucle, el sonido estaba muchísimo más cuidado que en el disco debut y las canciones eran igualmente muy pegadizas.
"La nueva mayoría" dejaba claro desde el comienzo que estaba dispuesto a abandonar el rollo del spiz amarillo; así mismo la temática de sus canciones y su tono desenfadado nos caló muchísimo. Temas como "visita a un bar nazi" le daban voz al desdén que sentíamos hacia los neonazis de clase, que básicamente eran los típicos abusones hooligans. "El tontolaba que llamó a la puerta", "me se cae el moco" o "qué majo es el perro" eran el tipo de canciones que queríamos escuchar: divertidas, pegadizas y sin comidas de olla.
"Harto" nos dejaba claro que el cambio se había producido, nosotros tampoco queríamos tener que tirar piedras contra los cristales. En "Kosas de viejas" podíamos vernos reflejados, pues éramos nosotros los que íbamos a veranear vestidos con nuestras camisetas negras de los maiden. Diría que con "Mayoría de edad" por fin alguien nos habló desde la realidad, pues en efecto esperábamos con ansiedad que llegase el día de nuestra mayoría de edad; esperábamos por fin divertirnos o comenzar a vivir, y total luego iba a ser para nada.
También éramos los nenes que no iban a misa; nos sudaba tanto la patria o la bandera como cantaba Manolo en "la vandera salerosa"; nos daba puto asco el makineo tal como decía "va kalao" y como éramos púberes nos preocupaba ser eyaculadores precoces o cosas así. Mención especial para la canción sobre José María Aznar ya que, los que nos habíamos criado con padres progres y de aquellas no votábamos, no podíamos comprender por qué la gente había votado al partido popular.
El toque gamberro del disco estaba en "la katxarra" y en "desde Ponzano a Torrero"; entonces también fantaseábamos con liarnos a tiros por sentirnos excluidos de la sociedad o le teníamos tirria a la madera por perseguirnos en los parques para quitarnos la grifa y encima que les mandasen una carta a nuestros viejos explicándoles que sus hijos eran fumetas. Jajaja, puta nostalgia.
Con "no comas queso en exceso" también se nos metía en el bolsillo a quienes entonces escuchábamos cassettes de kortatu, Agua bendita o el primero de Discípulos de Otilia. Por último, y no menos importante, "lomo con pimientos" fue nuestro mantra; aquel era nuestro rollo. Es un temazo que sirvió para descubrirnos a MCD y de ahí, tirando del hilo, conocimos a otros grupos guapos como Cicatriz, RIP, etc.
Así pues, y en conclusión, me gustaría dejar por escrito este breve homenaje a un disco que nos acompañó a los adolescentes de la época de Aznar y que fue la llave para conseguir que nos interesásemos por el pasado del punk estatal. Luego fuimos nosotros los que esperamos con ansiedad el "Resina, agua y ajo", que por su rollo sórdido-funesto nos causó una repulsión similar a la que sintieron los fans acérrimos del "Ya Hera ora" cuando salió "La nueva mayoría". Manolo arriesgó, pero nosotros se lo agradecimos.
Dadle un tiento otra vez. Veréis que es un disco muy guapo y muy reivindicable.
-R-